Ayer soñé que éramos Uno.
Océano de cedros a la brisa extasiados.
Mandala de estrellas de luces flotando.
Espiral de nenúfares nocturnos.
Ayer soñé que éramos Uno.
Soneto de caricias sobre piano.
Archipiélago de siempre-síes osados.
Universo de besos desnudos.
Qué eramos uno soñé y he despertado.
El cálido Sol a abrir mis ojos vino.
¡Todo es confuso ahora! ¡Qué extraño…
…vernos cuál corazones perdidos,
por un instante encontrados,
en este cruce de caminos!
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Desapercibido por nuestras vidas pasas.
Te nos haces invisible mas eres Luz.
De quién te quiere atrapar, escapas.
¡Yo te he encontrado! ¡Sé qué eres Tú!
¡Y te espero! ¡Persigo tu rastro!
Cuando el día emmudece me pongo en tensión…
¡Y te intuyo!
Ya las últimas sombras apuran sus pasos.
Se apagan los muros.
Se encienden los gatos.
El Cielo en estrellas se hace Canción.
Ya los cansancios atrapan almas.
Se cierran las puertas.
Se desperezan las sábanas.
Ya los colores se mezclan.
¡Y mi corazón se ensancha!
¡Te siento tan cerca!
¡Y llegas! ¡Me dejo atrapar!
¡Me enredo contigo!
¡Tu séquito ante mí se muestra!
Meciéndome el mar
tras los cristales tibios,
perdiendo de sus olas la cuenta.
Radiante y visceral,
la Luna me sabe a estíos
de Hierbabuena y Menta.
Mynoka entrega ya a la noche su cuerpo desnudo
y a mis ojos el pecado de su espalda.
Mis brazos serpentean por su Mundo
y en su nuca mi aliento descansa.
Nadie diría, al vernos juntos
que éramos dos sobre la cama.
El Todo congelado en un segundo.
¡Ese eres Tú, Instante! ¡Te esperaba!
¡Ese eres Tú! ¡Qué éxtasis de tí!
Efímero y eterno Instante
en el que a ella abrazado
ya no hay mañanas ni pasados.
Ni dolores ni equipaje.
Ni mentiras ni alianzas.
Ni números ni contratos.
Ni culpas ni disfraces.
Ni rimel ni pijamas.
¡Ese instante eres Tú!
¡Y en tí me duermo!
¡Tú ya eres mío!
Instante, ¡Tú ya eres Nuestro!
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Después. Sólo después…
de que todos los atardeceres se apaguen
y él último suspiro de luz se extinga en el Norte.
de que el último hombre pronuncie la última frase
y no queden ya ni letras ni verbos,… ¡ni hombres!
Después. Sólo después…
de que las nubes no quieran nunca más ser nubes,
ni algodón, ni lluvia, Océano o tempestad.
de que hasta el último de los verdeazules
haya vestido cada molécula de agua de cada gota de Mar.
Después. Sólo después…
de que la Esperanza no sea ya Esperanza;
ni siquiera el recuerdo del último corazón latiendo.
de que se haya cegado hasta la última lágrima
y no queden ya motivos, ni dolores ni sufrimiento.
Después. Sólo después…
de que haya consumido su brillo el último Astro;
Y sólo haya Oscuridad.
Sólo la Nada. Sólo el No-Ser…
Voy a coger Ahora tu mano con mi mano
Y no te voy a soltar…
hasta ese preciso y exacto
instante Después.
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El Mundo creado en tu cuello.
Principio y final de las cosas.
Donde entregas a mi boca besos
con sólo intuir que la rozas.
Donde amanecen mis días.
Donde descansa tu pelo.
Donde la primavera explota
-sin cesar de flores en orgía-.
Donde el aire es dulce
cómo a miel y a rosas.
Donde está ese punto en el que el océano
dejará sus olas.
Donde las mentiras no son bienvenidas.
Donde cada Lunes
el cielo del Norte recolecta auroras.
Donde mi piel se eriza.
Donde el corazón se toca.
Donde los deseos y las ansiedades
siempre cicatrizan.
Descansar en él esta noche quiero.
En el principio y final de las cosas.
En el principio y final de la Vida.
¡Oh Dulce Mynoka!
Dormir esta noche quiero…
…en el Mundo creado en tu cuello…
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¡Si me hubiera quedado!
¡Amor, si me hubiera quedado…!
…A esperar el final de tus días en mí.
A ver muertas nacer caricias.
A dejarme besos por descubrir.
A convertir silencios en prisas.
A dormir contigo sin poder dormir.
Sin poder soñar más a tu lado.
¡Ay si me hubiera quedado!
¿Quién hubiera dicho que te he amado?
¡Si me hubiera quedado!
¡Vida, si me hubiera quedado…!
…A apagar las luces del amanecer.
A cortarme las manos por no tocarte;
por no arder entero en tu piel.
A quedarme en la parte de tí de lo que haces,
pero vacío de lo que eres o quieres ser.
A vivirte siendo sólo decorado.
¡Ay si me hubiera quedado!
¿Quién hubiera dicho que te he amado?
Y pago la penitencia de la espera
mordiéndome yo mismo los labios.
Porque mi camino sólo contigo es camino.
¡Ay Mynoka, si lo entendieras!
Que si me hubiera quedado
admitir sería que me he ido…
¿Y quién hubiera dicho, entonces, que te he amado?
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Cuento días con poemas,
pero contar no quiero, sino amarte.
¿Dónde guardar tu ausencia, que me quema?
¡En ningún sitio me cabe!
Palabras vienen y van y se me ofrecen,
en intención de consolarme.
Pero el dolor lo arrasa todo. Impasible.
!Y les devora la carne!
¡No te esperaba así Mynoka, no te esperaba!
El cuerpo inflamado en un sólo edema.
Pienso en respirar para no ahogarme.
Visualizo cada partícula de aire.
Aguantar latido a latido.
Caminar. Seguir caminando aunque duela.
Y, esperanza de ti, seguir vivo.
Seguir contando días con poemas.
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